EL CID ES DE ORO VIEJO


El Cid es de oro viejo por la tarde
cuando el adiós del sol es una hoguera
rescoldando un tejido de celajes.

La sierra se empavona
del bronce de la noche, en la medida
que el sol huye al poniente de las sombras.

Entonces los roquedos,
lagrimeando estrellas,
más solemnes elevan sus silencios…

Pero al llegar la aurora
y el sol desde la mar lo alhaja y besa…
¡Cuán hermosos después el Cid aflora
desgarrando las nieblas de la noche,
fluyendo hacia el Azul desde las sombras…!




Paco Mollá